Despues de la salida de ciudad sur, Luby y Banzo fueron cruzando regiones y pueblos, pero en ninguno de ellos encontraron aquello que tanto habian anhelado, sentimientos. La gente allá donde iban eran seres inertes, vegetales, todo lo que tanto habian huido tiempo atrás.
Pasaron los dias y llegaron a la costa, despojándose de sus ropas mas pesadas se mudaron por unas mucho más ligeras y cómodas y decidieron acercarse al mar, a sentir el ruido del agua enbravecida chocando contra las rocas y a capturar la eternidad del horizonte.
Nadie se habia percatado de su presencia salvo una chica de ojos achinados que se acercaba hacia ellos con paso firme, Banzo vio en sus ojos la comprensión de una mirada amiga y Luby dio gracias por haber llegado a un lugar donde la gente sintiera de verdad y se mostrara tal como era.
Cuando apenas quedaban 3 pasos para llegar a ellos la chica se paró en seco, se llevó las manos a los ojos y dejó caer las rodillas en la arena. Instante antes de este hecho la cara se le habia vuelto pálida completamente y una mueca desencajada se habia dibujado en su rostro. Banzo giró inmediatamente la vista hacia donde la china habia dejado sus ojos por ultima vez, una mancha roja en el mar y una lancha motora fue todo lo que vió, aparte de los pies del hombre-rana que nunca más volvería a bucear.
Un brazo tiró de la china y con voz suave le dijo Vamos Pauline, vayamos a casa.
Luby y Banzo en un cameo en Podium.
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