lunes, septiembre 01, 2008

El salto

Encima del puente los coches se alejan muy deprisa. Demasiado. En el lado contrario todos los coches se acercan muy rápido. Demasiado. Prefiero ver como todo se aleja, añgún psicólogo sabría decir porqué.
Del Clio rojo que acaba de pasar lo conduce un veinteañero que vuelve de las vacaciones en el sur, en el asiento del copiloto lleva una foto de la chica que conoció estas vacaciones. Tipico escarceo veraneo del cual está seguro que perdurará en el tiempo. De vez en cuando mira por el retrovisor para asegurase que ella le sigue. Ella también de dudó de él, acostumbrada a los turistas que llegaban allí con ganas de echar una canita al aire y luego olvidarse al llegar septiembre. Él era diferente o por lo menos eso quiso creer ella todo el tiempo, hasta que le pidió que se fuera con él a Barcelona. No se lo pensó mucho. Decidió tomarse ese mes de vacaciones merecidas que desde hace dos años no disfrutaba.
La última vez que él miró por el retrovisor yo caía desde el puente impulsado por no se cuantos pensamientos negativos, le dio tiempo a ver como me metía literalmente por el parabrisas del megane azul.
Debi calcular mejor el salto, o quizás mejor, nunca debí haber saltado.

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