Cuando era pequeña se despertaba a las 5 de la mañana y de pie en la cuna esperaba a que su padre la llevara a dormir a su cama junto a su madre. Ahora Nadira tiene 9 años, con la piel color oro, los ojos negros y cabello largo también negro, aún se acuerda cuando su madre para hacerle reir le decia, ¿quien se ha llevado los ojos de Nadira? que los devuelva!! que le han dejado dos agujeritos negros!!
Su padre estaba enamorado, acertaba pensando que su mujer era capaz de hacer feliz a cualquier persona que tuviera a su lado. Ella, antes, habría pensado lo mismo de él.
Antes... hace más de 9 años, justo antes de que naciera Nadira y viera por primera vez como su padre bajaba la cabeza, suspiraba y volvía a levantarla para alzarle en brazos, a su niña, que no niño. Él quería un niño hindú que fuera todo lo que el no fué, campeón de ajedrez.
Ahora todo iba mejor, ahora que Nadira recibia clases de ajedrez, ahora que su padre consiguiera que la admitieran en el campeonato nacional y ahora que Nadira ganara el titulo. Ahora, su padre quería el campeonato del mundo.
Y ahora, Nadira, ya no sabía que era una niña.
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