Han encontrado al hombre que decidió
darle la espalda a su mundo, construirse uno mejor.
Creyó que debería quedarse en casa, apagar la televisión,
cerrar ventanas y puertas, buscar en su interior.
Tengo la sensación que el tiempo no ha pasado, que aún podría alargar el brazo y tocarte, y sin embargo el tiempo va pasando, avanza como una ola que se acerca hacia la playa y que nunca puede volver para atrás.
Avanza sin variar su recorrido, arrastrando lo que encuentra. Sigo esperando el impulso para dar el gran salto y subirme a la cresta. Un día de estos me veréis cruzando el mar en dirección hacia la playa con las piernas semiflexionadas con la mirada en el horizonte.
No se porque me tengo que poner McEnroe para escribir, luego pasa lo que pasa
Si una cosa buena tiene preparar un maratón es que te mantiene ocupado, entre los entrenamientos, el trabajo, la casa y el cansancio acumulado queda poco tiempo para más. Para lo bueno y para lo malo te tiene ocupado.
Hoy, el día después, con las piernas aún doloridas, cuando bajar cada escalón es un pequeño triunfo, hoy, es momento de hacer aquellas cosas que has ido dejando de lado durante este tiempo, entre ellas, escribir.
Si una cosa buena preparar un maratón es su semana de antes y su semana de después, esa semana de bajar intensidad, de retomar un poco tu tiempo libre, de comer todo lo que te apetezca porque luego se convertirá en energía para la carrera. Y la de después, porque no puedes o no debes hacer nada que no sea descansar y disfrutar del trabajo realizado.
Si una cosa buena preparar un maratón es el tiempo que te dedicas a ti mismo porque cuando estás corriendo, eres tú y nadie más quien está ahí.
Este ha sido el sexto maratón en cinco años y no acabará el año sin correr otro, Valencia, y así debería seguir hasta que todo lo que ronda por el interior de mi cabeza esté perfectamente colocado en su sitio, como los juegos esos de niños de colocar la estrella por el hueco de la estrella, el cilindro por el circulo y el corazón por el agujero del corazón.